La ciencia ha demostrado que la pornografía es una droga tan dañina como cualquier otra.
Para confirmarlo, varias investigaciones en el campo de la neurobiología, han comprobado el efecto que produce la pornografia en el cerebro humano.
Este efecto es tan potente como el que producen las substancias químicas adictivas.
Es decir, es similar al efecto de la cocaína o la heroína. Adicionalmente, los consumidores de pornografia superan los 40 millones, mientras que otras adicciones apenas superan los 4 millones.
Pornografia es igual a droga
En este marco de ideas, el Dr. Hilton, neurocirujano del Health Sciences de Texas, ha detallado en uno de sus artículos las razones por las cuales puede hacer tal aseveración.
El famoso doctor afirma que una de las razones principales para considerar que la pornografía es una droga es su capacidad de crear adicción.
En este sentido, los movimientos en contra de la pornografía, alegan que mientras esta verdad no sea aceptada, las personas seguirán entrando en el círculo adictivo.
La creencia de que la pornografía no causa adicción es un mito muy difundido.
Por consiguiente, las personas no comprenden que la pornografía, es capaz de estimular mecanismos cerebrales, los cuales encadenan el sistema de recompensas natural al consumo de contenido pornográfico.
El cerebro, produce drogas naturales, un ejemplo de ello es la adrenalina o epinefrina.
En este sentido, el cerebro se equipara a un laboratorio de sustancias químicas.
De igual modo, segrega dopamina, otro neurotransmisor exitatorio natural.
Este neurotransmisor desencadena un aserie de reacciones cerebrales imprescindibles para el funcionamiento del cuerpo.
Aunque es común suponer que las drogas solo son llamadas de esta forma cuando se producen fuera del cuerpo, esto solo es real en forma parcial.
En realidad, la dopamina creada de forma sintética cumple la misma función que la que produce el organismo. Por lo tanto ambas pueden considerarse drogas.
La dopamina, además de ser uno de los principales neurotransmisores cerebrales, es también la responsable de controlar el placer y configurar el sistema de recompensas.
Las “drogas cerebrales” como la dopamina, son muy importantes con relación a la vida sexual humana y las adicciones al sexo y la pornografía.
El sistema de recompensas
Este sistema, regula las formas en las que se libera la dopamina, hormona que vincula el placer con el aprendizaje.
Los componentes del sistema de recompensas son algunas áreas del cerebro, algunas hormonas, células neuronales y los neurotransmisores.
En consecuencia, el sistema de recompensas, cumple funciones de suma importancia para la sobrevivencia y la perpetuidad de la especie.
Para entender más fácilmente, deben explicarse las relaciones que se suscitan dentro de este interesante sistema vital.
El centro del sistema de recompensas se encuentra en un área del cerebro denominada accumbens. Esta zona, de dimensiones muy reducidas, es el núcleo de las relaciones placer-recompensa.
El accumbens, se activa por medio de la dopamina y otros neurotransmisores. Su función es inducir la valoración del placer.
Gracias a ello, se generan comportamientos de subsistencia como el comer, saciar la sed, procrear, ganar en una competencia, destacarse en alguna actividad y buscar otras experiencias gratificantes.
El placer, sin embargo es controlado en gran medida por los lóbulos frontales del cerebro.
Estas áreas, funcionan como frenos, debido a que están vinculadas con las vías de placer.
Las células que recubren el exterior de la corteza cerebral regular las acciones voluntarias, por ende, pueden controlar el placer.
¿Cómo se relaciona el sistema de recompensas con la adicción?
El uso excesivo del sistema de recompensas produce un condicionamiento.
Por lo tanto, es este proceso el que conduce a la adicción. En otras palabras la sobre estimulación de las vías del sistema de recompensa generan la degradación de la dopamina.
Utilizar de forma compulsiva el placer causa que los niveles de dopamina de las zonas de placer.
Es decir, el cerebro percibe la carencia de dopamina y como consecuencia se atrofian las células de placer.
Cuando esto sucede, las células del núcleo comienzan a requerir más dopamina, por la degradación de los receptores celulares.
Para este momento, el cerebro comienza a reconfigurar sus niveles de “necesidad” de dopamina. Dicho de otro modo, se reajusta el nivel de lo que se considera placentero y lo que no.
Entonces, los niveles antes normales de dopamina, ahora se perciben como carencia de la misma.
Por lo tanto, la adicción comienza a consolidarse cada vez más. Esto significa que la tolerancia aumenta cada vez más, mientras los circuitos de recompensa se desensibilizan gradualmente.
Como resultado, cada vez es mayor la cantidad de dopamina necesaria para generar estimulación cerebral y por supuesto un nivel aceptable de placer.
En comparación con otra droga, esto equivale a aumentar la dosis cada vez más para obtener el mismo efecto, esto define el concepto de tolerancia.
Con respecto a la adicción a la pornografia, es necesario para el sujeto, obtener imágenes cada vez más fuertes, o que reflejen experiencias más intensas.
En resumidas cuentas, la adicción a la pornografia se produce porque el cerebro necesita cada vez más y mejor contenido para liberar la dopamina suficiente para sentir placer.
La otra cara de la moneda, es que, debido a esto, otras experiencias de tipo sexual ya no cubren las expectativas y dejan de ser placenteras paulatinamente.
Siendo así, la pornografia es una droga que causa la perdida de la sensibilidad ante los contenidos eróticos y sexuales enmarcados dentro de la normalidad.
La pornografia es una droga que altera el cerebro
Una de las más severas consecuencias de la pornografia es la degeneración de los lóbulos frontales.
Estas áreas tan importantes del cerebro, se ven afectadas porque la pornografia es una droga tan perniciosa que desgasta el centro de control del placer.
Como consecuencia, se altera la capacidad del individuo para comprender los efectos que se producen en sí mismo por la adicción. Es decir no reconoce las consecuencias.
La pornografia es una droga de gran espectro, produce hipofrontalidad, nombre dado a la condición ya descrita.
Este efecto pernicioso, coloca a las personas adictas a la pornografia en la misma escala de incapacidad que quienes han padecido daño cerebral por otras causas.
El daño producido en este caso, ocasiona una gama de conductas y comportamientos erráticos.
Todos estos síntomas se engloban en el síndrome frontal, que es la denominación médica de esta condición.
- Los individuos que presentan esta alteración, sea por accidentes o adicción manifiestan estas conductas:
- Son peligrosamente impulsivos y exhiben poca o ninguna conciencia sobre las consecuencias de sus actos.
- Actúan de forma compulsiva, enfocando su atención de forma obsesiva en conductas, o poseer objetos y personas.
- Sus emociones son inestables, por lo que manifiestan constantes cambios de humor. Además se descontrolan con gran facilidad.
- Son personas impredecibles en cuyo juicio no se puede confiar.
La hipofrontalidad es común en los adictos, aunque también puede ser causada por accidentes o traumatismos craneales.
La pornografia es una droga indisoluble
Mientras otras drogas pueden eliminarse del sistema, la pornografia permanece en la memoria.
Su permanencia, supera otras características adictivas. Esto se refiere a que las imágenes con contenido pornográfico se almacenan de forma indefinida en el cerebro.
Por lo tanto, éste, puede acceder a ellas de forma continua, haciendo más difícil de desintoxicación.
Siendo así, se conforma un suministro de droga constante, que posee un efecto poderoso sobre los pensamientos y el sistema nervioso central.
La pornografia es una droga dual
Al consumir pornografia, se producen dos efectos: uno relacionado con la dopamina, es la excitación que aumenta la liberación de dopamina; el otro, se asocia con el orgasmo.
Es decir, la liberación de opiáceos que se genera ante la gratificación orgásmica. Esto consigue aumentar la adicción cada vez que se experimentan ambos procesos.
La pornografia es una droga que no solo estimula la dopamina, además cambia las estructuras neurológicas para inducir el consumo de pornografia, convirtiéndolo en el único modo de obtener placer.
Las rutas neurológicas que causa la pornografía, eliminan progresivamente otras rutas atribuidas a la sexualidad natural.
En otras palabras la pornografía ocupa el lugar que corresponde por naturaleza al erotismo y a la expresión sana de la sexualidad.
Cuando estas rutas se consolidan, los estímulos sexuales se producen solo a través del contenido pornográfico.
Asimismo, el nivel de tolerancia aumenta porque las memorias de imágenes almacenadas, se convierten en un catálogo.
Este catálogo, es evocado cuando se observa pornografia, y estimula la búsqueda de experiencias nuevas.
Por ello, surge la necesidad de encontrar contenido cada vez más innovador.
Esto tiende a derivar en el resquebrajamiento moral y la ansiedad de romper tabúes como la pornografia infantil y sadomasoquismo entre otros.
De lo anterior, se justifica la afirmación de que la pornografia es una droga que deteriora física y moralmente, esclavizando los sentidos y los instintos naturales.
Características de la pornografia como droga
- Puede obtenerse de forma gratuita.
- Su consumo puede hacerse de forma rápida, en cualquier lugar y hora del día.
- Es una droga trivializada por la sociedad, por lo que no se consideran sus efectos.
- Puede sustituir la realidad con mucha rapidez en el cerebro humano.
- Tiene la capacidad de suplantar a la pareja, el cerebro límbico no distingue entre imagen y realidad.
- Una vez que se ha establecido la adicción a la pornografía, el tiempo juega un papel fundamental. No obstante alejarse de esta adicción suele ser bastante difícil.
- Tiene una estrecha vinculación con el divorcio, además se relaciona con la incidencia de los delitos sexuales, las agresiones entre parejas y las perversiones.
La pornografia es una droga que produce síndrome de abstinencia de igual forma que cualquier otra.
Los síntomas de la abstinencia son en mayor medida psicológicos, por ello es necesaria la restauración mental.
Con respecto a este método, el programa NoFap ofrece excelentes recursos y cuenta con herramientas valiosas para apoyar la recuperación.
Esta adicción se compara con la adicción al crack por la severidad del daño y el aumento constante de los niveles de tolerancia.
Los expertos afirman que se requiere de un mínimo de 10 días para que el cerebro comience a responder a nuevos patrones en el ciclo de recompensas.